Si la receta de sepia al ajillo se te resiste, no te preocupes: aquí encontrarás las claves para hacer un plato perfecto, tanto rápido y a fuego fuerte como con cocción lenta (en “Alternativas”). Dos maneras deliciosas de cocinar este clásico de los bares; y una de ellas, además, ¡no te llevará tiempo ninguno!
Paso 1:
Puedes adquirir la sepia de muchas maneras. Si la compras ya limpia (en algunos establecimientos incluso puedes encontrártela ya troceada), puedes pasar directamente al siguiente paso. Si la compras entera asegúrate de que esté muy fresca. Enjuágala bajo el chorro de agua y retira de su interior la parte dura o pluma. Despójala de la piel que recubre su exterior y separa la cabeza y el cuerpo. De la cabeza sólo hay que asegurarse de retirar el “ojo”, una bolita densa que se encuentra en el centro del anillo de tentáculos. Vacía el cuerpo de vísceras y vuelve a enjuagar la sepia bajo el grifo.
Paso 2:
Corta la sepia en cuadraditos. Si los tentáculos son muy largos, córtalos también por la mitad.
Paso 3:
Pela los ajos. A continuación, puedes picarlos en brunoise (es decir, en daditos diminutos) o, para un resultado más rústico y tradicional, majarlos en un mortero. Pica también casi todo el perejil fresco y resérvalo.
Paso 4:
Pon un chorro generoso de aceite en la sartén y coloca ésta a fuego medio-alto. Cuando se caliente, echa los ajos y espera a que se doren. En ese momento, sube el fuego y echa los pedazos de sepia. Cocínalos a fuego fuerte durante tres o cuatro minutos, apaga los fogones y añade el perejil picado. Remueve un poco y a servir.
Presentación:
Sirve la sepia al ajillo recién hecha y decorada con las ramitas enteras que habías reservado de perejil. Reparte por encima unas cuantas escamas de sal. Verás qué bonito queda ¡y qué rico está!
Sugerencia:
Utiliza la sal en escamas de la línea Delicious de DIA para dar el toque final a tu sepia al ajillo.
Alternativas:
La sepia sólo admite dos tipos de cocción para no quedarse dura como una piedra: a fuego fuerte unos pocos minutos y a fuego lento durante como mínimo media hora. Si prefieres el segundo método, añade un poco más de aceite al principio en la sartén y, tras dorar los ajos, baja el fuego, echa la sepia y cocínala a fuego lento con la sartén tapada. Si compraste la sepia entera y estaba muy fresca, puedes añadir la bolsita suave de color ocre que forma parte de sus vísceras. El líquido que contiene es una inyección de sabor muy potente a tu sepia al ajillo. ¡Verás que rica y blandita queda!
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