Muy tradicional y muy nuestro. Así es este plato que con el paso del tiempo ha sido versionado incluso por los más grandes y reconocidos chefs de nuestro país como Arzak, Subijana y Berasategui. Atrévete tú también a dar un toque especial y tu estilo propio a una de las recetas básicas de nuestra gastronomía. Nosotros te proponemos esta versión que podrás complementar, por ejemplo, con arroz blanco o con pasta.
Paso 1:
Limpia bien los chipirones y separa las patas y las aletas. Da la vuelta a los cuerpos (como si fuera un calcetín) y rellena cada uno de ellos con las patas y las aletas. Pela y pica las cebollas y los ajos. Por otro lado, mezcla el vino blanco y el caldo de pescado y disuelve ahí la tinta de calamar.
Paso 2:
Calienta el aceite de oliva en una cacerola o en un pequeño rondón y dora los chipirones brevemente. Retíralos y reserva. Aprovecha ese mismo aceite de los chipirones para pochar la cebolla y el ajo a fuego lento. La cebolla tiene que quedar transparente.
Paso 3:
Incorpora el tomate frito y déjalo cocer durante unos cinco minutos. Hazlo muy lentamente y con toda la paciencia que la cocina a veces necesita. Sazona y añade la mezcla que has preparado con la tinta.
Paso 4:
Remueve bien y tritura la salsa. Por último, mete los chipirones otra vez en la olla y deja que cuezan junto a la salsa a fuego muy lento hasta que estén bien tiernos. Calcula al menos unos 40 minutos aproximadamente. Comprueba también el punto de sal y rectifica si crees que hace falta.
Presentación:
Sirve varios chipirones en el plato y salsea al gusto. Dale un toque de color con perejil o alguna hierba aromática.