Estoy segura que todos tenemos una comida, un dulce o una chuchería que cada vez que la comemos o la vemos, e incluso olemos, nos transporta a nuestra niñez y a esos momentos en que disfrutábamos comiéndolas, ¿estoy en lo cierto? A mi me pasa muchísimos con los caramelos de vainilla que mi abuela elaborada y que comía junto a mi abuelo. ¡Qué ricos estaban! Durante muchos años, desde que mi abuela murió, no los había vuelto a comer y tampoco los podía hacer porque no sabía la receta. Hace un par de años, descubrí en un viejo cuaderno de ella la receta y ¡qué alegría! Ahora los hago para mí y para mis hijos y a ellos también les encantan. Os digo como los hago y espero que os gusten muchísimo.
En primer lugar, se pone a hervir un recipiente con los 3/4 de leche. Después y cuando hierva la leche, añadiremos los 1500 grs de azúcar cristalizado, los 500 grs de glucosa y una varita de vainilla. Se remueve constantemente para evitar que se nos pegue y se nos queme.
A continuación, se vuelve añadir un cuarto de leche poco a poco, y cuando ha hervido, se añaden 100 gr. de mantequilla. Seguidamente se aparta del fuego y se saca la vainilla.
Luego, se cuela sobre el mármol engrasado entre dos reglas de hierro. Pasadas tres horas, se pasa un rodillo sobre la superficie acaramelada y se marcan las divisiones exactas y se cortan con el cuchillo serrando.
Y finalmente, ya tenemos unos caramelos de vainilla.
¡Los adoro!