Cuando me encontraba a dieta, una cosa que me desesperaba bastante era el no poder tomar una cerveza, sin alcohol por supuesto, con unas patatitas de aperitivo, me daba una envidia increíble. Un día, una buenísima amiga me dijo que a ella le pasaba igual que a mí pero que había encontrado un sustitutivo muy nutritivo que no alteraba su dieta y que encima estaba muy rico, berenjenas crujientes fritas ¡Que descubrimiento! porque lo que yo más temo cuando me encuentro "cuidándome" es el salir con amigos y no poder comer nada, es en ese momento en el que suelo pecar.
Lo primero que tenemos que hacer será lavar y secar la berenjena.
Sin pelar vamos a cortar en rodajas gruesas, como de 1/2 centímetro. Después se salan una a un por ambos lados y se colocan cada rodaja apoyada en la anterior en una fuente que habremos preparado para que quede inclinada, y las dejamos reposar al menos media hora (soltaran algo de agua).
Mientras haremos una papilla con harina de trigo y agua fria, mezclando muy bien (hasta que quede como un yogur batido).
Prepararemos una sartén honda con una buena cantidad de aceite de oliva virgen extra. A continuación y cuando empiece a humear, pasaremos cada rodaja de berenjena por la papilla de harina, sacudiéndola para quitar el exceso, pero que quede cubierta por todos los lados y las pondremos a freír.
Hay que dorarlas por ambos lados y conforme vayan saliendo las galletas dejaremos reposar brevemente sobre un papel de cocina. Listas nuestra berenjenas crujientes fritas y comer de inmediato. Quedan muy crujientes por fuera y fundidas por dentro, son una delicia.
¡Que aprovechen!
CONSEJOS:
-Prueba con la primera rodaja para cogerle el punto al aceite y al tiempo.
-Y si le pones un poco de miel nada más sacarlas de la sartén, pero no es muy dietético, ja ja ja.